miércoles, 27 de febrero de 2013

Criterios de discernimiento según San Pablo (4 y 5)

Criterios de discernimiento según San Pablo (continuación):

4) La inmediatez de Dios

Certeza personal

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado al apostolado, elegido para predicar el Evangelio de Dios (Rm 1,1).

Pero cuando plugo al que me segregó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia (Gal 1,14).

No es que la haya alcanzado ya [la resurrección], es decir, que haya logrado la perfección, sino qu ela sigo por si le doy alcance por cuanto que yo mismo fui alcanzado por Cristo Jesús (Flp 3,13).

Autentificación de la comunidad

Luego, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, a cuyo lado permanecí quince días (Gal 1,18).

5) Luz y paz

Porque Dios no es Dios de confusión sino de paz (1Cor 14,33).

Porque el apetito de la carne es muerte, pero el apetito del espíritu es vida y paz (Rm 8,6).
Pues la tristeza según Dios es causa de penitencia saludable, de que jamás hay que arrepentirse; mientras que la tristeza según el mundo lleva a la muerte (2Cor 7,10).

No sea, pues, vuestra buena obra materia de maledicencia, porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, y paz, y gozo en el Espíritu Santo. Pues el que en esto sirve a Cristo es grato a Dios y aplaudido de los hombres. Por tanto, trabajemos por la paz y por nuestra mutua edificación (Rm 14,16-19).

miércoles, 20 de febrero de 2013

Criterios de discernimiento según San Pablo (2 y 3)

Criterios de discernimiento según San Pablo (continuación):

2) La comunión eclesial

El que habla en lenguas se edifica a sí mismo; el que profetiza edifica a la Iglesia (1Cor 14,4).

Ya, pues, que sois amantes de los carismas, procurad abundar en ellos para edificación de la Iglesia (1Cor 14,12).

Y a cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad (1Cor 12,7).

Porque así como, siendo el cuerpo uno, tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, con ser muchos, son un cuerpo único, así es también Cristo (...). De esta suerte, si padece un miembro, todos los miembros padecen con él; y si un miembro es honrado, todos los otros a una se gozan (1Cor 14,12.26).

Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos habléis igualmente y no haya entre vosotros cisma, antes seáis concordes en el mismo pensar y en el mismo sentir. Esto, hermanos, os lo digo porque he sabido por los de Cloe que hay entre vosotros discordias y cada uno de vosotros dice: yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo. ¿Está dividido Cristo? ¿O ha sido Pablo crucificado por vosotros o habéis sido bautizados en su nombre? (1Cor 1,10-13).

3) La fuerza en la debilidad

Os escribo en medio de una gran tribulación y ansiedad de corazón con muchas lágrimas, no para que os entristezcáis, sino para que conozcáis el gran amor que os tengo (2Cor 2,4).

Si es menester gloriarme, me gloriaré en lo que es mi flaqueza (2Cor 11,30).

Y Él me dijo: te basta mi gracia, que en la flaqueza llega al colmo el poder. Muy gustosamente, pues, continuaré gloriándome en mis debilidades para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por lo cual me complazco en las enfermedades, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias, por Cristo; pues cuando parezco débil, entonces es cuando soy fuerte (2Cor 12,9-10).

miércoles, 13 de febrero de 2013

Criterios de discernimiento según San Pablo (1)

Criterios de discernimiento según San Pablo:

1) LOS FRUTOS

Porque toda la Ley se resume en este solo precepto: "amarás a tu prójimo como a ti mismo". Pero si mutuamente os mordéis y os devoráis, mirad que acabaréis por consumiros unos a otros. Os digo, pues: andad en espíritu y no deis satisfacción a la concupiscencia de la carne. Porque la carne tiene tendencias contrarias a las del espíritu, y el espíritu tendencias contrarias a las de la carne, pues uno y otro se oponen de manera que no hagáis lo que queréis. Pues si os guiáis por el espíritu, no estáis bajo la Ley. Ahora bien, las obras de la carne son manifiestas, a saber: fornicación, impureza, lascivia, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, iras, rencillas, disensiones, divisiones, envidias, homicidios, embriagueces, orgías y otras como éstas, de las cuales os prevengo, como antes lo hice, que quienes tales cosas hacen no heredarán el Reino de Dios.
Los frutos del espíritu son: caridad, gozo, paz, longanimidad, afabilidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra éstos no hay Ley. Los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias. Si vivimos del espíritu, andemos también según el espíritu. Si vivimos del espíritu, andemos también según el espíritu. No seamos codiciosos de la gloria vana provocándonos y envidiándonos unos a otros (Gal 5,14-26).

Fuisteis algún tiempo tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad, pues, como hijos de la luz. El fruto de la luz es todo bondad, justicia y verdad. Buscad lo que es grato al Señor (Ef 5,8-10).

sábado, 9 de febrero de 2013

Discernimiento vocacional

Por nada os inquietéis, sino que en todo tiempo, en la oración y en la plegaria, sean presentadas a Dios vuestras peticiones acompañadas de acción de gracias. (Flp 4,7)

Os presento una página web interesante, creada por el Instituto para la Vida Consagrada (Institute on Religious Life):
http://religiousbrotherhood.com/
Es una página destinada principalmente a la ayuda para el discernimiento de la posible vocación a la vida consagrada. Muy aconsejable si te planteas ser fraile o monje o más bien ser sacerdote diocesano. Está muy bien hecha porque trata todos los aspectos: qué es un fraile/monje ("religious brother"), preguntas frecuentes, proceso del discernimiento, grandes santos, testimonios...
Está en inglés. Aconsejo utilizar Google Chrome para verlo: sólo tienes que darle a traducir página (para instalar Google Chrome pincha aquí).

De esta página extraigo y traduzco el siguiente texto sobre el discernimiento vocacional. Como veis, lo central es la oración (como dice S. Pablo en el texto de arriba).
Una vocación es una respuesta a una llamada del Señor en la que una persona descubre cómo el Señor le desea lo mejor para responder a la llamada bautismal a la santidad. Varía con cada persona, pero a través de la oración y el discernimiento, Dios revelará gradualmente tu vocación particular y tu misión en la vida.
La vocación de uno no puede ser entendida desde la distancia. Mucha gente piensa que no son llamados a ser sacerdote, hermano o hermana, y todavía no han visitado un convento o monasterio o seminario.
Cuando Jesús llamó a los Apóstoles dijo: "ven tras de Mí" y "sígueme". Esto significa que cada uno de nosotros tiene que buscar su vocación y misión en la vida y responder a la invitación de Cristo.
Diez pasos para el discernimiento vocacional:
  1. Tómate tu tiempo y medita en silencio sobre tu vocación, especialmente frente al Santísimo. Deja que Cristo te hable al corazón y te revele su voluntad para ti.
  2. Encuentra un director espiritual -alguien con quien te puedas abrir y sincerar- que pueda ayudarte a descubrir y profundizar en tu relación con Dios y conocerte mejor a ti mismo.
  3. Pide a un sacerdote, hermano o hermana de tu zona local que te ponga en contacto con un delegado o director vocacional.
  4. Lee sobre vida consagrada. Mira buena literatura sobre vocaciones y surfea Internet para más información.
  5. Contacta con comunidades religiosas que te interesen. No tengas miedo de hacer preguntas o recoger información adicional sobre su historia, apostolado o carisma, y profundiza en tu relación con Dios y en conocerte mejor a ti mismo.
  6. Visita aquellas comunidades a las que te puedes sentir llamado. Muchas tienen regularmente programado un fin de semana de visitas "Ven y verás" o retiros vocacionales periódicos a los que puedes asistir.
  7. Construye una relación con aquella en la que te sientas "como en casa". Involúcrate en sus programas de discernimiento o actividades apostólicas. Reza con ellos y pregunta al Señor si eso es para ti.
  8. Discute tus pensamientos y sentimientos con tu familia y amigos. Dios con frecuencia utiliza otra gente para afirmar una vocación o para ayudarte a ver cosas desde una perspectiva diferente.
  9. Espera al Señor. Discernir tu vocación es un proceso gradual. Descubre las virtudes de la paciencia y la perseverancia.
  10. Responde a la gracia de Dios. No tengas miedo de tomar una decisión. Recuerda, la formación religiosa lleva años en completarse y cada paso te ayudará a crecer y a entender mejor y abrazar tu llamada.

sábado, 2 de febrero de 2013