domingo, 31 de octubre de 2010

Junto a Ti al caer de la tarde...


Siempre que me acuerdo de vosotros, doy gracias a mi Dios; y siempre que pido cualquier cosa para todos vosotros, lo hago con gozo (1,3-4)
Junto a Ti al caer de la tarde / y cansados de nuestra labor / te ofrecemos con todos los hombres / el trabajo, el descanso, el amor...". ¡Qué recuerdos! Los campamentos de la diócesis... Esta canción es muy especial: un ratito de oración antes de acostar, de recoger el día, a oscuras contemplando las estrellas, la voz de Toñín recordándonos el día... y cantando juntos (los que no están ya roncos) y dando gracias al Padre. Pero también uno recuerda los momentazos en la playa, las dichosas regatas, las olimpiadas, las Eucaristías de los domingos, los ensordecedores "Furor" (que siempre consiguen ganar las chicas), la "galleta cerda"... ¡Qué recuerdos!
Pero más allá de los campamentos, me acuerdo de todos: monitores y acampados, familiares y amigos, compañeros de seminario y de facultad, jóvenes de Segovia y de Salamanca, parroquias y grupos donde Dios me ha puesto, curas de mi diócesis y de otras donde he estado, gente necesitada, religiosos y religiosas y sus vidas entregadas (por el Domund recé mucho por "mis monjas de Cuenca").
Lo que me extraña es que no sea un recuerdo de morriña, de echar de menos, de tener un hueco, de querer salir corriendo para veros. En el monasterio eso se transforma: siempre que me acuerdo de vosotros doy gracias a Dios y siento alegría (como bien dice S. Pablo), porque sé que mi oración Cristo la escucha y la hace efectiva. ¿Cómo? Él sabe, eso me basta.
El "Junto a Ti" suena todos los martes por la noche, antes de acostar (de himno de Completas), en Zenarruza. Y me uno a aquellos que tienen buenos recuerdos del campamento: para que esos recuerdos sean también efectivos en sus vidas.
FJ