lunes, 31 de enero de 2011

La sala del espíritu y el tiempo

En cuanto a mí, ya hacen de mí una libación yla hora de la partida es inminente. He peleado la noble pelea, he terminado la carrera, he mantenido la fe. Sólo me espera la corona de la justicia, que el Señor como juez justo me entregará aquel día. Y no sólo a mí, sino a cuantos desean su maniestación (1Tim 4,6-8).
La semana pasada hablando con un amigo le intentaba explicar cómo me parecía que el tiempo en el monasterio transcurría de forma diferente al resto del mundo. El horario va muy marcado, a ritmo de chicharra (sí, Anselmo, la nuestra traumatiza más que la tuya), y no paramos en todo el día más que uno o dos ratillos, pero sin agobios. Podemos estar haciendo muchas cosas en el mismo día (sobre todo lecturas diferentes), y vivir cada uno como si fuera la primera. La semana pasa volando, y me parece que llegué hace 15 días y ya son casi 4 meses. Ciertamente, aquí el tiempo se dilata.
Así fue como recordé "la sala del espíritu y el tiempo". En los comics de Dragon Ball (para Llorenç "Bola de Drac") que solía leer, existía esta sala un tanto especial situada en un templo: cuando uno entraba en esta sala y cerraba la puerta, el tiempo se dilataba, y lo que fuera transcurría como un día, dentro era todo un año. Era una sala tan grande como el mundo, pero completamente desierta (salvo por la casita de entrada, con provisiones para todo el año). Por ello, Goku y sus compañeros, ante la inminencia de un gran combate o peligro, comenzaron a utilizarla para sus entrenamientos.
La semana pasada también comencé la formación más específicamente monástica, sobre todo con historia del monacato y de su espiritualidad. Descubrí que los primeros monjes se retiraban al desierto (o incluso a cementerios o ciudades en ruinas) con la idea de entablar un combate espiritual directo.
Curiosamente hace casi 7 días que cambió mi "tónica general" y por ello solicité más formación específica. El frío, el sueño, la falta de música o de pelis... dejaron sitio a otros golpes más fuertes. Aunque vivo en la montaña, a los monasterios se les llama "desiertos", ¿no? Acabó el entrenamiento, comienza el verdadero "combate"... (la cosa se pone interesante).
FJ

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