¿Qué mensaje queremos transmitir a la sociedad y al mundo de hoy?
Responden los monjes jerónimos del Parral
Lo esencial para un cristiano es: "Anunciar el Evangelio a toda criatura"; ésta es la consigna que dio el Maestro a los primeros apóstoles. No puede la vida contemplativa apartarse de esta realidad. Por muy encerrados que estemos, por mucho que nuestras Constituciones nos inculquen la ausencia de actividad pastoral en nuestra vida para que destaque con exclusividad la fuerza y acción del Señor, ay de nosotros si no evangelizamos, podríamos decir con el apóstol Pablo.
Sí, la vida monástica, como la Iglesia no tiene, no puede tener otra meta, otro objetivo. No nos encerramos para nuestra propia santificación, nuestra misión es evangelizar, anunciar el Reino de Dios, mas eso sí, desde nuestro puesto, es decir ocupando en el Cuerpo Místico el lugar que nos corresponde, el corazón, decía Teresa de Lisieux, patrona de las misiones, desde la soledad y el silencio del claustro.
En estos momentos de la historia, ante esta Iglesia y sociedad concreta, la silueta del contemplativo brilla con luz propia y es más necesaria y urgente que nunca. La interioridad y la oración, la vida fraterna, el silencio, el contacto asiduo con la Palabra de Dios, la liturgia vivida y el servicio a los hermanos es una inmersión en la vida de Dios que nuestro mundo necesita para seguir respirando. Esto es lo que queremos transmitir.
Los monasterios han de ser centro y refugio de espiritualidad, de contacto con Dios, de superación de las inquietudes del mundo para todos los que cansados por la lucha diaria se sienten necesitados, de vez en cuando, de un clima sobrenatural que les devuelva la paz y la firmeza de la fe.
(Fuente: RUBIO CASTRO, Ángel, Voces desde el interior: comunidades claustrales en Segovia, Segovia, 2011).
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