miércoles, 8 de junio de 2011

Marco incomparable

Por lo demás, hermanos, atended a cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de puro, de amable, de laudable, de virtuoso y de digno de alabanza; a eso estad atentos, y practicad lo que habéis aprendido y recibido y habéis oído y visto en mí, y el Dios de la paz será con vosotros (4,8-9).
Este domingo terminaron los famosos "Conciertos de Zenarruza" ("Ziortzako Kontzertuak") en nuestra Colegiata, que durante dos fines de semana (tanto el sábado como el domingo) han llenado el templo toda la tarde de manera sólo comparable a los Oficios de Semana Santa. Me imagino que en Agosto, por la fiesta de la Asunción y S. Roque volveremos a llenar. Y es que todos lo dicen: la música clásica adquiere en Zenarruza "un marco incomparable".
El primer sábado tuvimos concierto de órgano y trompeta, con el órgano antiguo de la Colegiata; al día siguiente hubo orquesta de cámara y una coral. Y este fin de semana, el sábado clave-violín-viola interpretando (entre otros) 3 motetes únicos de T. L. de Victoria; y el domingo, clave y violonchelo, por músicos internacionales.
De hecho, este fin de semana me acordé mucho de Nico, pues hubiera disfrutado mucho el del sábado sobre todo, y de mi prima Cris, no sólo porque le hubieran encantado todos los conciertos, sino porque los del sábado parecían recién saliditos del Conservatorio.
Sin duda me quedo con el último concierto y el chelo. Nunca lo había escuchado en directo (y normalmente los cds en que lo había oido eran de Jazz, muy diferente forma de sacarle partido). ¡Qué cantidad de matices! ¡Qué sonido a la vez dulce y potente! ¡Qué movido y a la siguiente pieza qué melancólico! Pero sobre todo: ¡qué unión (¿comunión?) entre el músico y el instrumento! Transmitía una pasión serena que me impactó en todo momento. Así era como conseguía conectar tanto con el público, implicarle y conmoverle.
Me planteaba la cuestión: ¿cómo ser capaces nosotros de ser también "músicos profesionales del Evangelio"? Es decir, ¿cómo irradiar también nosotros esa pasión serena por Jesucristo que se contagie a todo el mundo?
FJ

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