Alegraos siempre en el Señor; de nuevo os digo: alegraos. (...) Y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (4, 4.7).
Han sido unos Ejercicios Espirituales... diferentes. Estoy acostumbrado a cambiar de lugar yendo a una casa de Ejercicios, todos dedicando el día al silencio y meditación-contemplación, música clásica o del estilo en las comidas (salvo el año del emblemático "como Jonás / no soy capaz / ..." en Valdejimena), miradas de complicidad con los compañeros que se juntan para hablar en corrillos...
El director ha sido un padre jesuita de Javier, y eso se notaba tanto en el esquema de los días (aunque reducido el mes a una semana) como en las mismas pláticas. Nos insistió en que para hacer unos buenos Ejercicios había que descansar y comer bien (dentro de lo que es la vida monástica, por supuesto), así que hemos hecho menús el tiempo ordinario ("saltándonos" un poco la Cuaresma) e intentando descansar un poco más para rendir 100% todo el día.
Pero un hermano me explicó que la jornada de los Ejercicios y la jornada monástica no pueden ser más diferentes. Entre otras cosas, lo que S. Ignacio pretende en un mes, S. Benito lo quiere para sus monjes todos los días durante toda su vida: un encuentro intenso con Cristo. Por ello, durante esta semana continuamos la jornada laboral, aunque en los huecos retomásemos el material de las pláticas, sacando más ratos de oración personal y repasando algunas ideas por el corazón mientras uno trabaja.
Así que, entre hacer alguna cosilla de hospedería y echar una mano en cocina (la temida Jornada de la Paz se acerca...) se han pasado rápido los 7 días. Todavía oigo los ecos del primer día ("sobre el Principio y Fundamento"), la alegría y la paz contenidos en ese saludo "Salve" del ángel a María, la amistad de Jesús con Lázaro y su familia o la emoción de Juan y Pedro en la tumba vacía y de María al encontrarse con su "Rabboni".
Por un momento parece que no es Cuaresma sino Resurrección, como en el Tabor. Hemos disfrutado de un oasis en medio del desierto, pero hay que seguir caminando...
FJ
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