lunes, 18 de abril de 2011

De Ramos a Pascuas



Cristo, a pesar de su condición divina,

no hizo alarde de su categoría de Dios;

al contrario, se despojó de su rango

y tomó la condición de esclavo,

pasando por uno de tantos.


Y así, actuando como un hombre cualquiera,

se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,

y una muerte de cruz.


Por eso Dios lo levantó sobre todo

y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre";

de modo que, al nombre de Jesús, toda rodilla se doble

en el cielo, en la tierra, en el abismo,

y toda lengua proclame:

"Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre".


(Flp 2,5-11)

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