miércoles, 4 de abril de 2012

Ser un hombre enamorado

Circuncidado al octavo día, de la raza de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo hijo de hebreos, y según la Ley, fariseo, y por el celo de ella perseguidor de la Iglesia; según la justicia de la Ley irreprensible. Pero cuanto tuve por ventaja lo reputo daño  por amor de Cristo, y aún todo lo tengo por daño, a causa del sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor todo lo sacrifiqué y lo tengo por estiércol, con tal de gozar a Cristo. (Flp 3,5-8)

No me resistía a poner este texto de S. Pablo. Esta profundamente enamorado de Jesucristo, ¿eh?

Hace tiempo leí en un clásico de espiritualidad sacerdotal: el sacerdote (diocesano se entiende) se santifica por el ejercicio de su ministerio. No seré yo quien lleve la contraria a los clásicos. Pero yo, sinceramente, si no estoy enamorado... Y si cada día que pasa no me enamoro más...

El amor, la pasión de Pablo por su Señor es lo que le mueve a anunciar el Evangelio a tiempo y a destiempo, es decir, a realizar el ejercicio de su ministerio.

No sé si ya lo he puesto antes, pero hay un texto del Padre Arrupe que me parece importante recordar:

"No hay nada más práctico
que encontrar a Dios.
Es decir,
enamorarse rotundamente
y sin ver atrás.
Aquello de lo que te enamores
lo que arrebate tu imaginación,
afectará todo.
Determinará lo que te haga
levantar por la mañana,
lo que harás con tus atardeceres,
cómo pases tus fines de semana,
lo que leas, a quién conozcas,
lo que te rompa el corazón,
y lo que te llene de asombro
con alegría y agradecimiento.
Enamórate,
permanece enamorado,
y eso lo decidirá todo".

Ea, pues eso, menos actividades y más oración, que aunque el Padre Arrupe no es diocesano, tiene mucho que enseñarnos: si no nos cargamos de amor (de la Fuente) no podremos ir a todas esas actividades enamorados (y se nos nota...).

FJ

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