Siempre me ha gustado especialmente el Evangelio según San Marcos. Os pongo un texto bastante significativo para mí:
Y llegaron al otro lado del mar, a la región de
los gerasenos. Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los
sepulcros, un hombre con espíritu inmundo que moraba en los sepulcros y a quien
nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas, pues muchas veces le
habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado
los grillos, y nadie podía dominarle. Y siempre, noche y día, andaba entre los
sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras. Al ver de
lejos a Jesús, corrió y se postró ante él y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo
contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me
atormentes.» Es que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»
Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» Le contesta: «Mi nombre es Legión, porque
somos muchos.» Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la
región. Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte; y le
suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en ellos.» Y se lo
permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y
la piara - unos 2.0000 se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron
ahogando en el mar.
Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las
aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido. Llegan donde
Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y
en su sano juicio, y se llenaron de temor. Los que lo habían visto les contaron
lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. Entonces comenzaron a rogarle
que se alejara de su término.
Y al subir a la barca, el que había estado
endemoniado le pedía estar con él. Pero no se lo concedió, sino que le dijo:
«Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo
y que ha tenido compasión de ti.» Él se fue y empezó a proclamar por la
Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados. (Mc 5,1-20)